A principios de febrero del 2002 un pastor rumano de la localidad de Barsov se vio en la obligación de caminar a casa a través de sus terrenos en la sombra de las montañas de Fagara, debido a que su coche se averió. A las 6:00 a.m llamó a la policía debido a su hallazgo: un niño de siete años, aparentemente en estado salvaje. Vivía en una caja de cartón cubierta con una hoja de plástico.Estaba comiendo los restos de un perro muerto.
Según la versión de la policía, había huido del violento novio de su madre. Se creyó que había vivido solo en el bosque por años, pero los doctores
pensaron que debía haber tenido cierta protección; quizás se había
unido a algunos de los muchos perros salvajes en la región.
Tenía el
tamaño de un niño normal de tres a cuatro años, pero sus dientes de leche
delanteros faltantes apuntaban a una edad de siete. Tenía raquitismo,
anemia, el vientre dilatado, estaba medio hambriento, y tenía
congelados sus pies y piernas. Su cara y cabeza estaban marcadas con
cicatrices.
Sólo conocía dos palabras, "mamá" y "comida", y siempre estaba contento mientras hubiese comida en la habitación.
Fue encontrado en una posición animal y sus movimientos eran como los
de los animales. Los hechos demuestran que no creció en un medio
ambiente socia, por lo que su comportamiento viene a raiz de sus educadores, los perros.
Tras su captura fue idenificado por un orfanato local del cual se escapó hacía tres años. Su madre le abandonó debido a la crueldad de su marido.
Traian aún no está preparado para vivir en una casa, se encuentra en rehabilitacion hasta que domine las caracteristicas humanas básicas.
Javier Jiménez Fernández
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