lunes, 7 de octubre de 2013

El niño lobo.

EL NIÑO LOBO.

Introducción.

La idea de que un hombre puede ser criado por animales salvajes ha sorprendido y escandalizado ha muchos a través de los tiempos. Sobe todo, cuando hay personas y seres que han quedado registrados en la historia actual y que aseguran que dicho evento puede ser no sólo posible sino que además, real y verdadero. La historia de los llamados “niños salvajes”, abandonados o perdidos desde su infancia y criados luego por monos, lobos o perros, aparecen para darnos el testimonio de un tema que aún genera polémica entre los diversos especialistas en la materia.
 Y es que la sola idea resulta ser interesante. Si se comprobara por ejemplo, que un hombre puede ser criado por un animal salvaje y adoptar las costumbres de éste para su sobrevivencia, se podría comprobar en principio, una infinidad de argumentos que hasta el momento se mantienen en la mera especulación. Uno de esos argumentos sería la comprobación de que los animales poseen un lenguaje determinado, sea gestual o fonético, que puede ser aprendido y estudiado, lo que abriría un importante y revolucionario paso para el estudio de las especies.
 El problema radica, en que luego de que los niños han pasado por esta experiencia, muchos de ellos se mantienen en ese estado salvaje hasta el fin de sus días, es decir, les es imposible ingresar nuevamente a la sociedad, vivir como hombre, aprender un idioma, vestirse, etcétera, hecho que dificulta la obtención de la adecuada información para el posterior estudio de este complicado hecho.

Historia.

Sólo sabe que en una fecha imprecisa cercana a 1953, sus padres lo entregaron a un viejo pastor. Apenas contaba con siete años de edad. Con el cabrero vivió algunos meses en condiciones de extrema rudeza. Hasta que el pastor desapareció y Marcos sobrevivió en absoluta soledad acogido por una manada de lobos. Doce años después, un guarda forestal divisó un extraño ser, medio animal medio persona, con el cabello por la cintura y cubierto con pieles de venado.

Su infancia había sido singularmente áspera, como la de cientos de niños de la España rural de la posguerra. Su padre, carbonero, había enviudado y su madrastra lo obligaba a robar bellotas y a cuidar cerdos a cambio de cuatro pesetas. Fue sistemáticamente maltratado, según recuerda con dolor. Por eso, quizás, no se extrañó de que fuera entregado a un anciano pastor ni intentó volver al pueblo cuando aquél se esfumó.
 Con el pastor intercambiaba muy pocas palabras. Se limitaba a ayudarlo en el cuidado de las cabras y a compartir con él la inmensa soledad de la montaña. Un día el pastor desapareció. Aún no sabe por qué. Se quedó entonces solo ante la crudeza de la sierra. Y tuvo que adaptarse.

Estudio antropológico.

La suya es una historia insólita, que ya fue objeto de un estudio antropológico en 1975 por Gabriel Janer, profesor de la Universidad de Palma de Mallorca, que analizó minuciosamente su caso en un trabajo titulado «La problemática educativa de los niños selváticos». Fue este antropólogo quien puso sobre la pista de Marcos al cineasta Gerardo Olivares, que ultima ahora el rodaje de «Entre lobos».
El sacerdote decidió entregarlo a unas monjas en Madrid, que se hicieron cargo de él y le aplicaron un artilugio fabricado con dos tablas para corregir la desviación de columna que presentaba después de tantos años caminando encorvado.
Poco tiempo después tuvo que hacer la mili. Su adaptación se hizo insostenible. Y el coronel acabó entendiendo que un cuartel no era el lugar idóneo para un individuo extravagante como aquél.
Marcos tiene hoy 64 años y una azarosa vida tras de sí que lo ha llevado por innumerables destinos en busca de trabajo. Desde hace varios años vive en un poblado cercano a Orense, donde fue contratado como casero de un cortijo.

Sobre la pelicula 'Entrelobos'.

En Entrelobos Marcos se interpreta a sí mismo y su vuelta a Sierra Morena sirvió para comprobar que sus cualidades siguen intactas: «Gerardo Olivares me dijo: "Pega un aullido a ver si te contesta algún bicho". Y yo le dije que allí ya no había nada. Insistió. En esto que me arranco y pego un par de aullidos y me veo venir cinco o seis lobos. Yo me dije: "¡Adiós, Macareno, y esto de dónde ha salido!". Y aunque tuve algún problema con el macho, porque se celaba, al poco tiempo ya estábamos jugando». Con Sancho Gracia hizo buenas migas y la relación con Juanjo Ballesta y Manuel Camacho, que lo interpretan de joven y de niño, es excelente.
Cuando se estrenó la película en Córdoba Marcos se definió como «el primer lobo vestido con traje» y a Ourense ya ha bajado en varias ocasiones a verla. Y a hacer pillerías: «Pego un aullido y la gente se asusta: ¡joé, si está el lobo en medio de la sala!».
En el pueblo ourensano de Rante (San Cibrao das Viñas) Marcos ha dejado de ser el andaluz de gracejo risueño que se come las palabras y al que todos recuerdan camino del bar con su entrañable «¡Quillo, invítame a argo!» a ser el popular vecino que protagoniza una de las películas de la temporada y al que todos consideran como algo suyo al ver confirmado en el cine y en los medios de comunicación aquello que siempre les causó desconfianza e incredulidad: Su infancia como niño lobo en Sierra Morena.En el bar O?Campo, donde es un habitual, uno de los clientes ejemplifica el sentir del medio centenar de parroquianos de Rante: «A cousa era difícil de crer, pero hai que ver as que pasou este home e a mala vida que lle deron».

Resumen.

Un chiquillo travieso y burlón de ojos pícaros que cobra una pensión no contributiva y que tras una vida escrita a base de golpes, traiciones, engaños y explotación goza de una más que merecida, al tiempo que efímera y muy peligrosa, fama. O autoestima, como dice su amigo y protector Manuel Barandela.

Frases dichas por él:

· Durante la tragedia...
   
a)«Me sentía un personaje en la sierra. Todos los bichos me acogían como si fuera uno más. Era como uno de ellos».

b) «Lo había pasado muy mal y preferí quedarme allí. Me pegaba todo el mundo. Mi madrastra también. Así que me refugié en la naturaleza».

c) «El viejo era más salvaje que yo. Cazaba un conejo, lo desollaba, lo partía en dos y me daba un trozo de carne. Cruda, por supuesto».

· Después de lo sucedido...

a) «Cuando me localizó la Guardia Civil me dejaron con unos pastores. Llegamos a Lopera (Jaén) y allí me acogió un cura».

b) «pero al principio era criminal. Era imposible aguantar tanto ruido, tanto jaleo. Era como un bicho que sueltan en la ciudad. Al principio tuve muchos problemas. Si tenía hambre me metía en un bar para comer. Pero no sabía que había que pagar y tuve un montón de conflictos».

c) «Allí estoy muy bien. He encontrado a mi familia en Galicia. Todo el mundo me quiere».

No hay comentarios:

Publicar un comentario