domingo, 29 de septiembre de 2013

La inteligencia de los elefantes

LA INTELIGENCIA DE LOS ELEFANTES

1. El elefante: una inteligencia superior a la de los demás animales

Este paquidermo posee una voz semejante a la de un clarín, para comunicarse con sus compañeros a grandes distancias. Se logró dividir a dos grupos de elefantes uno de los cuales se encaminó hacia el Norte y el otro hacia el Sur. Al anochecer, empezaron los elefantes de los dos grupos a comunicarse entre sí por medio de sonidos semejantes a los de una corneta cuando toca llamada a las tropas. Uno de los grupos llamaba y el otro respondía, y pronto se dieron cuenta los cazadores de que los dos avanzaban en dirección contraria, a fin de reunirse, guiados por sus mutuas señales.

2. El cerebro del elefante.

El cerebro del elefante es el más grande de los cerebros de los mamíferos terrestres, y está localizado en la parte trasera del cráneo, lejos de la frente.
Los elefantes nacen con el 35% de la masa que tendrá su cerebro de adulto, están entre los animales más inteligentes que existen.
El peso del cerebro de un elefante africano adulto macho es de 4,2-5,4kg, y el de una hembra africana es de 3,6-4,3kg.
Aunque el cerebro de los elefantes es el de mayor tamaño en los mamíferos terrestres, solo ocupa una pequeña área en la parte de atrás del cráneo, en proporción con el cuerpo, el cerebro del elefante es mucho menor que el de los humanos.

3. Memoria e inteligencia de un elefante.

Hay muchas pruebas de que los elefantes tienen una memoria e inteligencia sorprendentes. Pueden aprender tareas y ejecutarlas con precisión y sin olvidarlas, como también pueden recordar a las personas que les han hecho daño.
En las regiones de gran sequedad, pueden recordar año tras año la ubicación exacta de pozos naturales de agua enterrados bajo el suelo reseco y distantes entre si por decenas de kilómetros.
Estos animales son capaces de reconocer la llamada de más de cien elefantes diferentes, aun cuando hayan pasado años sin estar en contacto, e incluso reconocen los huesos de los cadáveres de su misma especie, prestando especial atención a los miembros de su manada.
Se ha comprobado que existe el duelo entre ellos, muestran reacciones dramáticas frente a los restos de sus congéneres, quedándose en silencio y tocándolos suavemente con sus trompas y pezuñas, y son capaces de volver a visitarlos, sin importar qué tan lejos se hallen y sin desviarse del camino. Una estudiosa de esta especie, Cynthia Moss, dijo: “realmente me atrevo a decir que son capaces de entender el concepto de la muerte”.

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