AUTOR: JANE ELLIOTT
Jane Elliott nació el 27 de mayo de 1933 en Riceville, Iowa
(EE.UU.). Es una ex maestra de
escuela estadounidense, reconocida como una activista
contra el racismo y una educadora.
Es también conocida por ser una feminista y activista . Jane Elliott creó el famoso ejercicio
"blue-eyed / brown-eyed", primero realizado con escolares de tercer
grado en la década de 1960, que más tarde se convirtió en la base para su
carrera en el entrenamiento de la
diversidad.
El ejercicio se llevó a cabo el día
después del asesinato de Martin Luther King Jr. El objetivo del ejercicio era tratar
de enseñar a sus estudiantes los efectos de ser una minoría.
Su ejercicio y la controversia posterior
se convirtió en la base para los documentales de televisión Ojo de la Tormenta (1971) y A Class Divided (1985).
Jane Elliott también fue galardonada con
el Premio de la Asociación Nacional de Salud Mental para la Excelencia en la
Educación, entre muchos otros premios.
EXPERIMENTO: “UNA CLASE DIVIDIDA”
La discriminación racial es considerada como algo
natural por muchos grupos sociales; lo que este experimento demuestra es que su
arbitrariedad es objetiva, es decir, cualquier diferencia entre seres humanos
podría ser utilizada para discriminar con sus nefastas consecuencias. El
creerse miembro del grupo de los
superiores ayuda al “éxito”, mientras que los que son ubicados en el de los
inferiores están encaminados al “fracaso”.
El experimento que presenta Jane Elliot trata sobre
la intolerancia. En 1968 la maestra de Primaria, Jane Elliot decidió llevar a
cabo un ejercicio pedagógico con sus alumnas y alumnos, a raíz de la muerte de
Martin Luther King. Se trataba de un experimento basado en la categorización
social y su objetivo era concienciar al alumnado de los efectos de la
discriminación, tanto en quien la ejerce como en quien la padece, con el fin de
prevenir el racismo.
Tal experimentó se llamó “Blue
eyes, brown eyes-experiment” y duró sólo unos días y consistió en separar a los
alumnos y alumnas en función del color de los ojos.
De manera que el grupo de ojos
claros escuchaba cómo ellos y ellas eran mejores sólo por el color de los ojos,
más listos y buenos. Su comportamiento era alabado y recibían diversos
privilegios: tenían derecho a ir al recreo, podían repetir la comida.
Mientras que los alumnos de la
clase con ojos oscuros recibían un trato discriminatorio. Les diría que son más
lentos, menos inteligentes y más torpes, por lo que no podrán disfrutar de los
privilegios de los primeros. Además a cada niña y niño de la clase con ojos
marrones se le hizo ponerse un pañuelo en el cuello que servía para identificarles
rápidamente como el grupo discriminado.
Esta separación en el aula
rápidamente obtuvo consecuencias y empezaron las peleas entre ambos grupos y
las discusiones en clase. Así, amigos de toda la vida se veían ahora
enfrentados simplemente por el hecho de que les habían dicho que eran
diferentes.
Al día siguiente, la profesora
invirtió los papeles y los niños de ojos marrones pasaron a ser los superiores,
es decir, los que recibieron un trato preferente. Lo curioso es que en ese
momento este grupo realizó las tareas y los ejercicios de clase bastante más
rápido que lo habían hecho el día anterior y mucho más rápido que el grupo de
los ojos azules. Cada grupo había adoptado perfectamente el rol de dominantes y
subordinados con los correspondientes estados de ánimo de alegría y tristeza en
cada uno de ellos. Al finalizar este ejercicio, la profesora les explicó que se
trataba de un ejercicio para que se dieran cuenta de cómo actúan los racistas
en su país y que si no les parecía justo sentirse discriminados por el color de
sus ojos, tampoco es justo perpetuar los prejuicios sociales basados en
categorías como el color de la piel.
En definitiva, lo que consiguió
Jane Elliott con este experimento es analizar más tarde con toda la clase cómo
se habían sentido, cómo el trato diferenciado influía en su autoestima y cómo
pensaban que esta misma situación podía influir en el desarrollo de las
personas que se veían discriminadas por cuestiones de raza o etnia.
Más tarde, realizó este mismo
experimento con varias clases de escolares y diferentes colectivos de adultos,
entre ellos funcionarios de una prisión de máxima seguridad de Nueva York y
obtuvo resultados sorprendentemente similares a los de los alumnos.
Este experimento se puede ver en
el documental de “A class divided” de William Peters (1985) donde enseña el
reencuentro de los ex-alumnos quince años después del experimento con su
maestra Jane Elliott en su antigua escuela de Riceville (Iowa) y les muestra
las imágenes del experimento. Los antiguos alumnos afirmaron que este
experimento pedagógico sobre la discriminación les había ayudado mucho como
personas en sus vidas.
Así, Jane Elliott consigue que
nos hagamos una profunda reflexión sobre la igualdad entre las personas. Este
tipo de experimentos nos ayuda a saber cómo y por qué se produce la
discriminación y se justifica la intolerancia entre grupos sociales. Hay que
tener en cuenta, como dice la propia maestra Jane Elliott, que se trata de un
experimento muy controvertido y puede resultar peligroso llevarlo a cabo si no
se tienen los conocimientos necesarios para hacerlo.
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